lunes, 7 de abril de 2008

EL ELEFANTE ENCADENADO (JORGE BUCAY)

Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que mas me gustaba de los circos eran los animales. Me llamaba especialmente la atencion el elefante que, como mas tarde supe, era tambien el animal preferido por otros niños.
Durante la funcion, la enorme bestia hacia gala de un peso, un tamaño y una fuerza descomunales... Pero despues de su actuacion y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecia atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba una de sus patas.
Sin embargo, la estaca era solo un minusculo pedazo de madera apenas enterrado unos centimetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecia obvio que un animal capaz de arrancar un arbol de cuajo con su fuerza, podria liberarse con facilidad de la estaca y huir.
El misterio sigue pareciendome evidente.
¿Que lo sujeta entonces?
¿Por que no huye?
Cuando tenia cinco o seis años, yo todavia confiaba en la sabiduria de los mayores. Pregunte entonces a un maestro, un padre o un tio por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explico que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia: "Si esta amaestrado, ¿por que lo encadenan?".
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo, olvide el misterio del elefante y la estaca, y solo lo recordaba cuando me encontraba con otros que tambien se habian hecho esa pregunta alguna vez.
Hace algunos años, descubri que, por suerte para mi, alguien habia sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerre los ojos e imagine al indefenso elefante recien nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento, el elefantito empujo, tiro y sudo tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguio, porque aquella estaca era demasiado dura para el.
Imagine que se dormia agotado y que al dia siguiente lo volvia a intentar, y al otro dia, y al otro... Hasta que, un dia terrible para su historia, el animal acepto su impotencia y se resigno a su destino.
Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque, pobre, cree que no puede.
Tiene grabado el recuerdo de la impotencia q sintio poco despues de nacer.
Y lo peor es que jamas se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo.
Jamas, jamas intento volver a poner a prueba su fuerza...

domingo, 6 de abril de 2008

LOS NIÑOS ESTABAN SOLOS (JORGE BUCAY)

Su madre se haiba marchado por la mañana tempreno y los habia dejado al cuidado de Marina, una joven de dieciocho años a la que a veces contrataba por unas horas para hacerse cargo de ellos a cambio de unos pocos pesos.
Desde que el padre habia muerto, los tiempos eran demasiado duros como para arriesgar el trabajo faltando cada vez que la abuela se enfermaba o se ausentaba de la ciudad.
Cuando el novio de la jovencita llamo para invitarla a un paseo en su coche nuevo, Marina no dudo demasiado. Despues de todo los niños estaban durmiendo como cada tarde y no se despertarian hasta las cinco.
Apenas escucho la bocina cogio su bolso y descolgo el telefono. Tomo la precaucion de cerrar la puerta del cuarto y se guardo la llave en el bolsillo. Ella no queria arriesgarse a que Pancho se despertara y bajara las escaleras para buscarla, porque despues de todo tenia solo seis años y en un descuido podia tropezar y lastimarse. Ademas, penso, si eso sucediera, ¿como le expicaria a su madre que el niño no la habia encontrado?
Quizas fue un cortocircuito en el televisor encendido o alguna de las luces de la sala, o tal vez una chispa en el hogar de leña; el caso es que cuando las cortinas empezaron a arder el fuego rapidamente alcanzo la escalera de madera que conducia a los dormitorios.
La tos del bebe debido al humo que se filtraba por debajo de la puerta lo desperto. Sin pensar, Pancho salto de la cama y forcejeo con el picaporte para abrir la puerta pero no pudo.
De todos modos, si lo hubiera conseguido, el y su hermanito de meses hubieran sido devorados por las llamas en pocos minutos.
Pancho grito llamando a Marina, pero nadie contesto su llamada de auxilio. Asi que corrio al telefono que habia en el cuarto (el sabia como marcar el numero de su mama) pero no habia linea.
Pancho se dio cuenta que debia sacar a su hermanito de alli. Intento abrir la ventana que daba a la cornisa, pero era imposible para sus pequeñas manos destrabar el seguro y aunque lo hubiera conseguido aun debia soltar la malla de alambre que sus padres habian instalado como proteccion.
Cuando los bomberos terminaron de apagar el incendio, el tema de conversacion de todos era el mismo:
"¿Como pudo ese niño tan pequeño romper el vidrio y luego el enrejado con el perchero?
¿Como pudo cargar al bebe en la mochila?
¿Como pudo caminar por la cornisa con semejante peso y bajar por el arbol?
¿Como pudo salvar su vida y la de su hermano?"
El viejo jefe de bomberos, hombre sabio y respetado les dio la respuesta:
-Panchito estaba solo... No tenia a nadie que le dijera que no iba a poder.

viernes, 4 de abril de 2008

QUIERO (JORGE BUCAY)

Quiero que me oigas sin juzgarme
Quiero que opines sin aconsejarme
Quiero que confies en mi sin exigirme
Quiero que me ayudes sin intentar decidir por mi
Queiro que me cuides sin anularme
Quiero que me mires sin proyectar tus cosas en mi
Quiero que me abraces sin asfixiarme
Quiero que me animes sin empujarme
Quiero que me sostengas sin hacerte cargo de mi
Quiero que me protejas sin mentiras
Quiero que te acerques sin invadirme
Quiero que conozcas las cosas mias que mas te disgusten
Que las aceptes y no pretendas cambiarlas
Quiero que sepas... que hoy puedes contar conmigo...
Sin condiciones.

CUENTO SIN "U" (JORGE BUCAY)

Escribiendo sin "u"
puedo hablar hasta de mi cansancio,
de lo mio, del yo,
de lo que tengo,
de lo que me pertenece...
Hasta puedo escribir de el,
de ellos
y de los demas.
Pero sin "u"
no puedo hablar de lo suyo,
de lo tuyo,
ni siquiera de lo nuestro.
Asi me pasa...
A veces pierdo la "u"...
y dejo de poder hablarte,
pensarte, amarte, decirte.
Sin "u", yo me quedo pero tu desapareces...
Y sin poder nombrarte,
¿como podria disfrutarte?
Como en el cuento... si tu no existes
me condeno a lo peor de mi mismo
reflejandose eternamente
en el mismo,
mismisimo,
estupido
espejo.

SIN QUERER SABER (JORGE BUCAY)

Y si es cierto que has dejado de quererme
yo te pido,
por favor,
¡no me lo digas!

Necesito hoy
y todavia
navegar
inocente en tus mentiras...

Dormire sonriendo
y muy tranquilo.
Me despertare
muy temprano por la mañana.

Y volvere a hacerme a la mar,
te lo prometo...

Pero esta vez,
sin atisbo de protesta o resistencia,
naufragare por voluntad y sin reservas
en la profunda inmensidad de tu abandono...

ILUSION (JORGE BUCAY)

Habia una vez un campesino gordo y feo
que se habia enamorado (¿como no?)
de una princesa hermosa y rubia...
Un dia, la princesa -vaya usted a saber por que-
dio un beso al feo y gordo campesino...
y, magicamente, este se transformo
en un esbelto y apuesto principe,
(Por lo menos, asi lo veia ella...)
(Por lo menos, asi se sentia el...)

CEREMONIA DEL TE (JORGE BUCAY)

Te encuentro...

Te escucho...

Te hablo...

Te abrazo...

Te beso...

Te tengo...

Te aprieto...

Te aprieto...

Te absorbo...

Te asfixio...

¿Te quiero?...

jueves, 3 de abril de 2008

LAS LENTEJAS (JORGE BUCAY)

Un dia, estaba Diogenes comiendo un plato de lentejas, sentado en el umbral de una casa cualquiera.
No habia ningun alimento en toda Atenas mas barato que el guiso de lentejas.
Dicho de otra manera, comer guiso de lentejas significaba que te encontrabas en una situacion de maxima precariedad.
Paso un ministro del emperador y le dijo: "¡Ay, Diogenes! Si apendieras a ser mas sumiso y a adular un poco mas al emperador, no tendrias que comer tantas lentejas".
Diogenes dejo de comer, levanto la vista, y mirando al acaudalado interlocutor intensamente, contesto: "Ay de ti, hermano. Si aprendieras a comer un poco de lentejas, no tendrias que ser sumiso y adular tanto al emperador".

Este es el camino de Diogenes. Es el camino de autorrespeto,de defender nuestra dignidad por encima de nuestras necesidades de aprobacion.
Todos necesitamos la aprobacion de los demas. Pero si el precio es dejar de ser nosotros mismos, no solo es demasiado caro sino que ademas se convierte en una busqueda incoherente: empezamos a parecernos a aquel hombre que buscaba su mula por todo el pueblo, mientras iba cabalgando... su mula.

DOS DE DIOGENES (JORGE BUCAY)

Dicen que Diogenes iba por las calles de Atenas vestido con harapos y durmiendo e los zaguanes.
Cuentan que, una mañana, cuando Diogenes estaba amodorrado todavia en el zaguan de la casa donde habia pasado la noche, paso por aquel lugar un acaudalado terrateniente.
-Buenos dias -dijo el caballero.
-Buenos dias -contesto Diogenes.
-He tenido una semana muy buena, asi que he venido a darte esta bolsa de monedas.
Diogenes lo miro en silencio, sin hacer un movimient.
-Tomalas, no hay trampa. Son mias y te las doy a ti, que se que las necesitas mas que yo.
-¿Tu tienes mas? -pregunto Diogenes.
-Claro que si -contesto el rico-, muchas mas.
-¿Y no te gustaria tener mas de las que tienes?
-Si, por supuesto que me gustaria.
-Entonces guardate estas monedas, porque tu las necesitas mas que yo.

LA TETA O LA LECHE (JORGE BUCAY)

Tienes hambre de saber
hambre de crecer
hambre de conocer
hambre de volar...
Puede ser que hoy
yo sea la teta
que te da la leche
que aplaca tu hambre...
Me parece fantastico que hoy
quieras esta teta.
Pero no olvides esto:
no es la teta la que te alimenta...
¡Es la leche!

EL VERDADERO VALOR DEL ANILLO (JORGE BUCAY)

- Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo ganas de hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Como puedo mejoar? ¿Que puedo hacer para que me valoren mas?
El maestro, sin mirarlo, le dijo: "Cuanto lo siento, muchacho. No puedo ayudarte, ya que debo resolver primero mi propio problema. Quiza despues...". Y, haciendo una pausa, agrego: "Si quisieras ayudarme tu a mi, yo podria resolver este tema con mas rapidez y despues tal vez te pueda ayudar".
-E... encantado, maestro -titubeo el joven, sintiendo que de nuevo era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
-Bien -continuo el maestro. Se quito un anillo que llevaba en el dedo meñique de la mano izquierda y, dandoselo al muchacho, añadio-:Toma el caballo que esta ahi fuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por el la mayor suma posible, y no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo mas rapido que puedas.
El joven tomo el anillo y partio. Apenas llego al mercado, empezo a ofrecer el anillo a los mercaderes, que lo miraban con algo de interes hasta que el joven decia lo que pedia por el.
Cuando el muchacho mencionaba la moneda de oro, algunos reian, otros le giraban la cara y tan solo un anciano fue lo bastante amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era demasiado valiosa como para entregarla a cambio de un anillo. Con afan de ayudar, alguien le ofrecio una moneda de plata y un recipiente de cobre, pero el joven tenia instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazo la oferta.
Despues de ofrecer la joya a todas las personas que se cruzaron con el en el mercado, que fueron mas de cien, y abatido por su fracaso, monto en su caballo y regreso.
Cuanto hubiera deseado el joven tener una moneda de oro para entregarsela al maestro y liberarlo de su preocupacion, para poder recibir al fin suconsejo y ayuda.
Entro en la habitacion.
-Maestro -dijo-, lo siento. No es posible conseguir lo que me pides. Quizas hubiera podido conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
-Eso que has dicho es muy importante, joven amigo -contesto sonriente el maestro-. Debemos conocer primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar tu caballo y ve a ver al joyero. ¿Quien mejor que el puede saberlo? Dile que desearias vender el anillo y preguntale cuanto te da por el. Pero no importa lo que te ofrezca: no se lo vendas. Vuelve aqui con mi anillo.
El joven volvio a cabalgar.
El joyero examino el anillo a la luz del candil, lo miro con su lupa, lo peso y luego le dijo al chico:
-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya mismo, no puedo darle mas de cincuenta y ocho monedas de oro por su anillo.
-¿Cincuenta y ocho monedas? -exclamo el joven.
-Si -replico el joyero-. Yo se que con el tiempo podriamos obtener por el cerca de setenta monedas, pero si la venta es urgente...
El joven corrio emocionado a casa del maestro contarle lo sucedido.
-Sientate -dijo el maestro despues de escucharlo-. Tu eres como ese anillo: una joya, valiosa y unica. Y como tal, solo puede evaluarte un verdadero experto. ¿Por que vas por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y, diciendo esto, volvio a ponerse el anillo en el dedo meñique de su mano izquierda.

LA GALLINA Y LOS PATITOS (JORGE BUCAY)

Habia una vez una pata que habia puesto cuatro huevos.
Mientras los empollaba, un zorro ataco el nido y la mato.
Pero por alguna razon, no llego a comerse los huevos antes de huir, y estos quedaron abandonados en el nido.
Una gallina clueca paso por alli y encontro el nido descuidado. Su instinto la hizo sentarse sobre los huevos para empollarlos.
Poco despues nacieron los patitos y, como era logico, tomaron a la gallina por su madre y caminaban en fila detras de ella.
La gallina, contenta con sus nueva cria, los llevo a la granja.
Todas las mañanas, despues del canto del gallo, mama gallina rascaba el suelo y los patos se esforzaban por imitarla. Cuando los patitos no conseguian arrancar de la tierra ni un misero gusano, la mama proveia de alimento a todos los polluelos, partia cada lombriz en pedazos y alimentaba a sus hijos dandoles de comer en el pico.
Un dia como otros, la gallina salio a pasear con su nidada por los alrededores de la granja. Sus pollitos, disciplinadamente, la seguian en fila.
Pero de pronto, al llegar al lago, los patitos se zambulleron de un salto en la laguna, con toda naturalidad, mientras la gallina cacareaba desesperada pidiendoles que salieran del agua.
Los patitos nadaban alegres, chapoteando, y su mama saltaba y lloraba temiendo que se ahogaran.
El gallo aparecio atraido por los gritos de la madre y se percato de la situacion.
-No se puede confiar en los jovenes -fue su sentencia-. Son unos imprudentes.
Uno de los patitos, que escucho al gallo, se acerco a la orilla y les dijo: "No nos culpeis a nosostros por vuestras propias limitaciones".
No pienses que la gallina estaba equivocada.
No juzgues tampoco al gallo.
No creas a los patos prepotentes y desafiantes.
Ninguno de estos personajes esta equivocado. Lo que sucede es que ven la realidad desde posiciones distintas.
El unico error,
casi siempre,
es creer que la posicion en que estoy
es la unia desde la cual se divisa la verdad.
El sordo siempre cree que los que bailan estan locos.

martes, 1 de abril de 2008

NOS SOBRAN LOS MOTIVOS (Sabina)

Introducción:

"Este adiós no maquilla un hasta luego,
este nunca no esconde un ojalá,
estas cenizas no juegan con fuego,
este ciego no mira para atrás.
Este notario firma lo que escribo,
esta letra no la protestaré,
ahorrate el acuse de recibo,
estas vísperas son las de después.
A este ruido tan huérfano de padre
no voy a permitirle que taladre
un corazón podrido de latir.
Este pez ya no muere por tu boca,
este loco se va con otra loca,
estos ojos no lloran más por ti"

Esta sala de espera sin esperanza,
estas pilas de un timbre que se secó,
este helado de fresa de la venganza,
esta empresa de mudanzas
con los muebles del amor.

Esta campana muda en el campanario,
esta mitad partida por la mitad,
estos besos de Judas, este calvario,
este look de presidiario,
esta cura de humildad.

Este cambio de acera de tus caderas,
estas ganas de nada, menos de ti,
este arrabal sin grillos en primavera
ni espaldas con cremallera
ni anillos de presumir.

Esta casita de muñecas de alterne,
este racimo de pétalos de sal,
este huracán sin ojo que lo gobierne,
este jueves, este viernes
y el miércoles que vendrá.

No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo.
Para decir "con Dios"
a los dos nos sobran los motivos.

Este museo de arcángeles disecados,
este perro andaluz sin domesticar,
este trono de príncipe destronado,
esta espina de pescado,
esta ruina de Don Juan.

Esta lágrima de hombre de las cavernas,
esta horma del zapato de Barba Azul,
que poco rato dura la vida eterna
por el tunel de tus piernas
entre Córdoba y Maipú.

Esta guitarra cínica y dolorida
con su terco knock knockin' on heaven's door,
estos labios que saben a despedida,
a vinagre en las heridas,
a pañuelo de estación.

Este Land Rover aparcado en tu puerta,
la rueca de Penélope en Luna Park,
estos dedos que sueñan que te desnudan,
esta caracola viuda
sin la pianola del mar.

No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón,
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo.

No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón,
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo.
Para decir "con Dios"
a los dos nos sobran los motivos.