Desde luego hay gente que no tiene nombre... Deberían hacer lo mismo con ellos. Ese tipo de gente, mejor dicho gentuza, no debería ni de existir. Podría llenar páginas enteras de calificativos hacia ellos, pero no lo voy a hacer, no acabaría nunca. Mejor pongo el artículo y juzga por ti mism@. Yo personalmente con un dedo puedo decirles parte de lo que siento hacia ellos...
El perro estaba suelto en la autovía, solo, desconcertado, esquvando como podía los coches que pasaban a toda velocidad. Cuando reaccioné, era tarde. Mientras consideraba el modo de detenerme y sacarlo de allí, lo había dejado atrás. Estacionar con ese tráfico era imposible, así que no tuve más remedio que seguir adelante, mirando por el retrovisor, apenado. Algo más lejos se lo conté a una pareja de motoristas de la Guardia Civil: kilómetro tal, perro cual. El cabo movió la cabeza. Nada que hacer, señor. Ocurre mucho. Además, aunque vayamos a buscarlo, no se dejará coger. Nos pondrá en peligro a nosotros y a otros automóviles. Y usted habría hecho mal en detenerse. Además, a estas horas ya se habrá ido, o lo habrán atropellado. Mala suerte.
Sin duda el guardia tenía toda la razón del mundo, pero yo seguí camino con un extraño malestar, las manos en el volante y la imagen del perro entre los automóviles grabada en la cabeza. Su desconcierto y su miedo. Sintiendo, además, una intensa cólera. Supongo que mientras los automovilistas esquivábamos a ese pobre animal de ojos aterrados que no sabía como franquear las vallas y quitamiedos de la carretera, algún miserable regresaba a casa o seguía camino de su lugar de vacaciones, satisfecho porque al fin se había quitado de encima al maldito chucho. No es lo mismo un cachorrillo en Navidad, en plan papi, papi, queremos un perrito -cuántos perros condenados a la desgracia por esas palabras- que uno más en la familia al cabo del tiempo: veterinario, vacunas, dos paseos diarios, etcétera.
Entonces la solución es quitárselo de encima. Posiblemente así lo decidió el dueño del perro que estaba en la autovía: parada en el arcén y ahí te pudras. También es lo que hizo tiempo atrás un canalla en una gasolinera de la nacional IV: el dueño de una perra color canela a la que no olvidaré en mi vida. Llevo doce años escribiendo esta página, y no recuerdo si alguna vez hablé aquí de ella. Ocurrió hace tiempo, pero lo tengo fresco como si hubiera ocurrido ayer. Y aún me quema la sangre, porque es de esos asuntos a los que me gustaría poner un nombre y un apellido para ir y romperle a alguien la cara, aunque eso no suene cívico. Me da igual. Con chuchos de por medio, lo cívico me importa una puñetera mierda. Ningún ser humano vale lo que valen los sentimientos de un buen perro.
Les cuento. Mientras repostaba en una gasolinera de Andalucía, una perra color canela se acercó a olisquear mi coche, y después volvió a tumbarse a la sombra. Le pregunté al encargado por ella, y me contó la historia. Casi un año antes, un coche con una familia, matrimonio con niños, se había detenido a echar gasolina. Bajó la perra y se puso a corretear por el campo. De pronto la familia subió al coche y éste aceleró por la carretera, dejando a la perra allí. El encargado la vio salir disparada detrás, dando ladridos pegada al parachoques, y alejarse carretera adelante sin que el conductor se detuviera a recogerla. Al cabo de una hora la vio regresar, exhausta, la lengua fuera y las orejas gachas, gimoteando, y quedarse dando vueltas alrededor de los surtidores de gasolina. De vez en cuando se paraba y aullaba, muy triste. Al encargado le dio tanta pena que le puso agua, y al rato le dio algo de comer. Cada vez que un coche se detenía en la gasolinera, la perra levantaba las orejas y se acercaba a ver si eran sus amos que volvían. Pero no volvieron nunca.
La perra se quedó aquí, contaba el encargado. Mis compañeros y yo le fuimos dando agua y comida. El dueño nos dejó tenerla, porque vigila por las noches. Además, hace compañía. Es obediente y cariñosa. Al principio la llamábamos "Canela", pero a una compañera se le ocurrió que era como la mujer de la canción de Serrat, y la llamamos "Penélope". El caso es que ahí sigue. ¿Y sabe usted lo más extraño? Cada vez que llega un coche se levanta; y en cuanto se para, se asoma dentro a olisquear. Los perros son listos. Tienen buena memoria y más lealtad que las personas. Fíjese que nosotros la tratamos bien, no le fata de nada y hasta collar antiparásitos lleva. Pero ella sigue pendiente de la carretera. Los perros piensan, oiga. Casi como las personas. Y ésta piensa que sus amos vendrán a buscarla. Cada vez que llega un coche, se acerca a ver si son ellos. Sigue creyendo que volverán. Por eso lleva tanto tiempo sin moverse de aquí. Esperándolos.
Triste historia... Con cosas como esta cada vez me da más asco pertenecer a la raza humana. Ojalá que todo el dinero que se hayan ahorrado por abandonar a la pobre perrita se lo hayan gastado en medicinas. Por cierto, menuda manera de educar a sus hijos, así nos luce el pelo. Ojalá que les vaya muy muy muy mal. Que asquísimo me dan.
viernes, 16 de julio de 2010
EL SENTIMIENTO NEGATIVO (RISTO MEJIDE)
CONTRA LA FRATERNIDAD
Odio mío.
Tiempos de amor pasteurizado, basos que ni rozan las mejillas y afectos de todo a cien. La calle se llena de enemigos íntimos con amigos invisibles, malabaristas del presupuesto entre nuestro propio debe y su temeroso haber.
El amor hace tiempo que es sólo un eslogan, la familia feliz un buen casting y cualquier tipo de aprecio ya lo encuentras limpio de toda "a". Y a mí, entre tanto mariachi, cada vez me cae mejor la gente que sabe lo que odia -y sobre todo- cómo, cuánto y por qué lo odia.
Supongo que es porque estoy harto de la gente esa flower power que cree que lo importante es amar a todos en todo momento. Si no sabes odiar, ¿cómo quieres que te crea cuando dices que amas? Las monedas de una sola cara han sido, son y serán siempre falsas, por bonitas que sean.
Tampoco aguanto a los que etiquetan el odio como sentimiento a ocultar, reprimir e incluso aniquilar. Odiar es tan humano y natural como defecar (no quiero escribir cagar, que queda feo), y por muy desagradables que sean sus resultados, no veo justificado tratar de suprimir actos tan sanos.
Por eso, lo digo con la boca bien grande. El odio hay que sacarlo todo, pero hay que sacarlo bien.
Para empezar, hay que pasarse un buen rato odiándose a uno mismo. Llámalo meditación, oración, iluminación o examen de conciencia, da igual. Pero el odio autoinflingido es algo así como una vacuna, que en su justa dosis es necesaría para el progreso, la protección y la evolución, aunque en exceso podría llegar a resultar letal. O como una lavativa, que ni gusta ni apetece, pero purga que da gusto.
Seguramente no te valga de nada mi experiencia, pero sólo después de odiarme mucho he aprendido cuándo y cómo quererme bien.
Más tarde hay que provocar ciertos odios y dejarse odiar por algunos. Yo, hay determinada gente que espero francamente que me odie. Si no igual me podría sentir hasta decepcionado.
Hablando del tema, este texto va dedicado a todos los que me odian (aunque te parezca mentira, alguno hay, ¿a que es increíble?). Porque jamás lo van a leer. Y a los que sí lo lean, también se lo dedico, por haber hecho algo tan estúpido como perder minutos voluntariamente con alguien al que odias y por confirmarme así que tienen que seguir perteneciendo a ese selecto grupo.
Por último, siempre he creído que había que odiar un número determinado de cosas. Como mínimo, una por cada persona a la que se ame. De este modo, algo malo también nos abandonará el día en que nos tengamos que despedir de ella. No arregla nada, ni te hace sentir mejor, pero el resto de las soluciones tampoco, y allí están, escritas por todas partes.
Al final, lo que nos permite amar lo que queremos es lo lejos que nos encontramos de lo que odiamos. Lo que nos sienta mal de lo que nos pasa es lo mejor que nos define. Lo que más nos define, más nos molesta, es más real. Y la realidad, en definitiva, es como cualquier otro tipo de amor.
Molesta de cojones.
Odio mío.
Tiempos de amor pasteurizado, basos que ni rozan las mejillas y afectos de todo a cien. La calle se llena de enemigos íntimos con amigos invisibles, malabaristas del presupuesto entre nuestro propio debe y su temeroso haber.
El amor hace tiempo que es sólo un eslogan, la familia feliz un buen casting y cualquier tipo de aprecio ya lo encuentras limpio de toda "a". Y a mí, entre tanto mariachi, cada vez me cae mejor la gente que sabe lo que odia -y sobre todo- cómo, cuánto y por qué lo odia.
Supongo que es porque estoy harto de la gente esa flower power que cree que lo importante es amar a todos en todo momento. Si no sabes odiar, ¿cómo quieres que te crea cuando dices que amas? Las monedas de una sola cara han sido, son y serán siempre falsas, por bonitas que sean.
Tampoco aguanto a los que etiquetan el odio como sentimiento a ocultar, reprimir e incluso aniquilar. Odiar es tan humano y natural como defecar (no quiero escribir cagar, que queda feo), y por muy desagradables que sean sus resultados, no veo justificado tratar de suprimir actos tan sanos.
Por eso, lo digo con la boca bien grande. El odio hay que sacarlo todo, pero hay que sacarlo bien.
Para empezar, hay que pasarse un buen rato odiándose a uno mismo. Llámalo meditación, oración, iluminación o examen de conciencia, da igual. Pero el odio autoinflingido es algo así como una vacuna, que en su justa dosis es necesaría para el progreso, la protección y la evolución, aunque en exceso podría llegar a resultar letal. O como una lavativa, que ni gusta ni apetece, pero purga que da gusto.
Seguramente no te valga de nada mi experiencia, pero sólo después de odiarme mucho he aprendido cuándo y cómo quererme bien.
Más tarde hay que provocar ciertos odios y dejarse odiar por algunos. Yo, hay determinada gente que espero francamente que me odie. Si no igual me podría sentir hasta decepcionado.
Hablando del tema, este texto va dedicado a todos los que me odian (aunque te parezca mentira, alguno hay, ¿a que es increíble?). Porque jamás lo van a leer. Y a los que sí lo lean, también se lo dedico, por haber hecho algo tan estúpido como perder minutos voluntariamente con alguien al que odias y por confirmarme así que tienen que seguir perteneciendo a ese selecto grupo.
Por último, siempre he creído que había que odiar un número determinado de cosas. Como mínimo, una por cada persona a la que se ame. De este modo, algo malo también nos abandonará el día en que nos tengamos que despedir de ella. No arregla nada, ni te hace sentir mejor, pero el resto de las soluciones tampoco, y allí están, escritas por todas partes.
Al final, lo que nos permite amar lo que queremos es lo lejos que nos encontramos de lo que odiamos. Lo que nos sienta mal de lo que nos pasa es lo mejor que nos define. Lo que más nos define, más nos molesta, es más real. Y la realidad, en definitiva, es como cualquier otro tipo de amor.
Molesta de cojones.
martes, 19 de enero de 2010
EL SENTIMIENTO NEGATIVO (Risto Mejide)
Este texto es para ti, con todo mi cariño.
CONTRA LOS PRINCIPIOS.
Lo poco que sé de la vida.
Lo poco que sé de la vida está en los libros que nunca leo. Lo poco que sé de la vida está en las líneas que no escribí. Lo poco que sé de la vida se cuenta tomando un café, se entiende tomando una copa y se olvida tomando dos.
Que nadie se me emocione ni albergue falsas esperanzas, porque con lo poco que sé de la vida, a duras penas se llena un corazón, por pequeño que sea. Sí, Zipi, va por vos.
Empiezo por lo que sé con toda seguridad. Sé que, con suerte, te vas a morir una vez. Así que procura no morirte más veces por el camino. No hay nada peor que esa gente que se va muriendo antes de morirse del todo. Para evitarlo, te regalo un método infalible. Mientras tú vayas decidiendo, todo está bien. El día que dejes de decidir, ese día, cuidado, porque la habrás palmado un poco.
Ten siempre más proyectos que recuerdos, es la única forma que conozco de mantenerse joven. Olvídate de la patraña esa de ser feliz, ya te puedes dar con un canto en los dientes si llegas a ser el único dueño de tus propias expectativas.
Que un euro se ahorra, y un polvo se pierde. Para siempre. Que hay que dedicarse a algo de lo que jamás te quieras jubilar. Por mucho que te cueste pagar las facturas. Por mucho que en las reuniones de antiguos alumnos te miren mal. Es mejor dedicarse toda una vida a algo que te divierte a pese a no llegar a fin de mes, que pasarte un solo día trabajando únicamente por dinero.
Entre lo poco que sé de la vida, también te diré que nada de todo esto vale la pena sin alguien que te haga ser incoherente. Ni flores, ni velas, ni luz de luna. Ése es el verdadero romanticismo. Alguien que llegue, te empuje a hacer cosas de las que jamás te creiste capaz y que arrase de un plumazo con tus principios, tus valores, tus yo nunca, tus yo qué va.
Ojalá ames mucho y muy bueno, incluso a riesgo de ser correspondido. Que te despojen de todo, que hagan jirones de tus ganas y que te veas obligado a remendarlas con el hilo de cualquier otra ilusión. Que desees y seas deseado, que se frustren todas tus esperanzas y que acabes descubriendo que la única forma de recobrar el primer amor, que es el propio, es en brazos ajenos. Dos emociones inútiles asociadas al pasado, arrepentimiento y culpa, y una emocion inútil asociada al futuro, la preocupación. Cuanto antes te desprendas de las tres, antes empezarás a apreciar lo único que tienes.
Qué más. Ah, sí. Sé que al menos un amigo te va a traicionar, otro será traicionado por ti, y que te pongas como te pongas, los que no hayas hecho antes de los treinta, ya jamás pasarán de buenos conocidos. Cuenta sólo con los tres principales, porque a partir de ahí todo es mentira.
Para terminar, y hablando del tema, déjame que te presente a tu mejor enemigo. Se llama miedo. Quédate con su cara, porque va a estar jodiendote de ahora en adelante. Miedo al fracaso. Miedo al qué dirán. Miedo a perder lo que tienes. Miedo a conseguirlo. Miedo a saber poco de la vida. Miedo al tener razón.
Espero que te haya gustado.
Zape.
CONTRA LOS PRINCIPIOS.
Lo poco que sé de la vida.
Lo poco que sé de la vida está en los libros que nunca leo. Lo poco que sé de la vida está en las líneas que no escribí. Lo poco que sé de la vida se cuenta tomando un café, se entiende tomando una copa y se olvida tomando dos.
Que nadie se me emocione ni albergue falsas esperanzas, porque con lo poco que sé de la vida, a duras penas se llena un corazón, por pequeño que sea. Sí, Zipi, va por vos.
Empiezo por lo que sé con toda seguridad. Sé que, con suerte, te vas a morir una vez. Así que procura no morirte más veces por el camino. No hay nada peor que esa gente que se va muriendo antes de morirse del todo. Para evitarlo, te regalo un método infalible. Mientras tú vayas decidiendo, todo está bien. El día que dejes de decidir, ese día, cuidado, porque la habrás palmado un poco.
Ten siempre más proyectos que recuerdos, es la única forma que conozco de mantenerse joven. Olvídate de la patraña esa de ser feliz, ya te puedes dar con un canto en los dientes si llegas a ser el único dueño de tus propias expectativas.
Que un euro se ahorra, y un polvo se pierde. Para siempre. Que hay que dedicarse a algo de lo que jamás te quieras jubilar. Por mucho que te cueste pagar las facturas. Por mucho que en las reuniones de antiguos alumnos te miren mal. Es mejor dedicarse toda una vida a algo que te divierte a pese a no llegar a fin de mes, que pasarte un solo día trabajando únicamente por dinero.
Entre lo poco que sé de la vida, también te diré que nada de todo esto vale la pena sin alguien que te haga ser incoherente. Ni flores, ni velas, ni luz de luna. Ése es el verdadero romanticismo. Alguien que llegue, te empuje a hacer cosas de las que jamás te creiste capaz y que arrase de un plumazo con tus principios, tus valores, tus yo nunca, tus yo qué va.
Ojalá ames mucho y muy bueno, incluso a riesgo de ser correspondido. Que te despojen de todo, que hagan jirones de tus ganas y que te veas obligado a remendarlas con el hilo de cualquier otra ilusión. Que desees y seas deseado, que se frustren todas tus esperanzas y que acabes descubriendo que la única forma de recobrar el primer amor, que es el propio, es en brazos ajenos. Dos emociones inútiles asociadas al pasado, arrepentimiento y culpa, y una emocion inútil asociada al futuro, la preocupación. Cuanto antes te desprendas de las tres, antes empezarás a apreciar lo único que tienes.
Qué más. Ah, sí. Sé que al menos un amigo te va a traicionar, otro será traicionado por ti, y que te pongas como te pongas, los que no hayas hecho antes de los treinta, ya jamás pasarán de buenos conocidos. Cuenta sólo con los tres principales, porque a partir de ahí todo es mentira.
Para terminar, y hablando del tema, déjame que te presente a tu mejor enemigo. Se llama miedo. Quédate con su cara, porque va a estar jodiendote de ahora en adelante. Miedo al fracaso. Miedo al qué dirán. Miedo a perder lo que tienes. Miedo a conseguirlo. Miedo a saber poco de la vida. Miedo al tener razón.
Espero que te haya gustado.
Zape.
EL SENTIMIENTO NEGATIVO (Risto Mejide)
CONTRA LA COMODIDAD.
Quiero dar por culo.
Quiero dar por culo. Quiero molestar. Siento decirlo de ese modo, suena terriblemente homófobo, y te juro que nada más lejos de mi intención. Por mí, que cada uno copule con el agujero que encuentre. Yo hablo de una actitud. De un leitmotiv.
Quiero ser molesto para aquel que creo que se lo merece. Sé que eso me hace vulnerable, sé que eso me hace caduco, y también sé que esa actitud desgasta al que la profesa hasta dejarle seco. Pero me da igual. Creo que el sacrificio es necesario, y sobre todo, que vale la pena.
Me molesta tanto que alguna gente esté tan tranquila. Me molesta la gente que no se molesta ni en dejar de molestar.
Me molestan los fanáticos, los pedantes, los radicales, los intolerantes, los abusivos, los sabelotodos, los profundos, los transcendentes, los especiales, los elegidos, los superiores y los idiotas que se piensan menos idiotas que los demás.
Me molestan los apologéticos, los ácratas, los rebeldes, los antisistema por sistema, los notas, los excéntricos, los alternativos, los independientes y los que necesitan decirle al mundo constantemente lo diferentes que son.
Ellos están en su derecho a molestarme y a comportarse como les dé la gana, faltaría más. El mismo derecho me empuja a mí a incomodarles todo lo que pueda y más allá. Su libertad es mi coartada para intentar joderles hasta decir basta.
Claro que sí.
Ya, ya sé lo que están pensando algunos. Y no me sirve. No me sirve eso de que el no aprecio es el peor de los desprecios. Me parece facilón, comodón y, sobre todo, mentira.
Y es que el día que yo no moleste, dejaré de ser incómodo para ellos, y habré perdido, o lo que es peor, ellos habrán ganado, y por tanto, ratificado, confirmado y consolidado su posición.
Quiero dar por culo.
Quiero dar por culo. Quiero molestar. Siento decirlo de ese modo, suena terriblemente homófobo, y te juro que nada más lejos de mi intención. Por mí, que cada uno copule con el agujero que encuentre. Yo hablo de una actitud. De un leitmotiv.
Quiero ser molesto para aquel que creo que se lo merece. Sé que eso me hace vulnerable, sé que eso me hace caduco, y también sé que esa actitud desgasta al que la profesa hasta dejarle seco. Pero me da igual. Creo que el sacrificio es necesario, y sobre todo, que vale la pena.
Me molesta tanto que alguna gente esté tan tranquila. Me molesta la gente que no se molesta ni en dejar de molestar.
Me molestan los fanáticos, los pedantes, los radicales, los intolerantes, los abusivos, los sabelotodos, los profundos, los transcendentes, los especiales, los elegidos, los superiores y los idiotas que se piensan menos idiotas que los demás.
Me molestan los apologéticos, los ácratas, los rebeldes, los antisistema por sistema, los notas, los excéntricos, los alternativos, los independientes y los que necesitan decirle al mundo constantemente lo diferentes que son.
Ellos están en su derecho a molestarme y a comportarse como les dé la gana, faltaría más. El mismo derecho me empuja a mí a incomodarles todo lo que pueda y más allá. Su libertad es mi coartada para intentar joderles hasta decir basta.
Claro que sí.
Ya, ya sé lo que están pensando algunos. Y no me sirve. No me sirve eso de que el no aprecio es el peor de los desprecios. Me parece facilón, comodón y, sobre todo, mentira.
Y es que el día que yo no moleste, dejaré de ser incómodo para ellos, y habré perdido, o lo que es peor, ellos habrán ganado, y por tanto, ratificado, confirmado y consolidado su posición.
lunes, 18 de enero de 2010
CARTA DE DIVORCIO
Dicen que es real.
Estimada Cristina:
Ayer recibí una misiva de tu abogado donde me invitaba a enumerar los bienes comunes, con el fin de comenzar el proceso de disolución de nuestro vínculo matrimonial. A continuación te remito dicha lista para que puedas solicitar la certificación al Notario y tener listos todos los escritos antes de la comparecencia ante el tribunal.
Como verás, he dividido la lista en dos partes. Básicamente, un apartado con las cosas de nuestros cinco años de matrimonio con los que me gustaría quedarme y otra con las que te puedes quedar tu.
Para cualquier duda o comentario ya sabes que puedes llamarme al teléfono de la oficina (de ocho a cuatro) y al móvil (hasta las once) y estaré encantado de repasar la lista contigo.
COSAS QUE DESEO CONSERVAR:
-La carne de gallina que salpicó mis antebrazos cuando te vi en la oficina por primera vez.
-El leve rastro de perfume que quedó flotando en el ascensor una mañana, cuando te bajaste en la segunda planta y yo aún no me había atrevido a dirigirte la palabra.
-El movimiento de cabeza con el que aceptaste mi invitación a cenar.
-La mancha de rimel que dejaste en mi almohada la noche que por fin dormimos juntos.
-La promesa de que yo sería el único que besaría la constelación de pecas de tu pecho.
-El mordisco que dejé en tu hombro y tuviste que disimular con maquillaje porque tu vestido de novia tenía un escote de palabra de honor.
-Las gotas de lluvia q se enredaron en tu pelo en nuestra luna de miel en Londres.
-Todas las horas que pasamos mirándonos, besándonos, hablando y tocándonos. (También las horas que pasé simplemente soñando o pensando en ti).
COSAS QUE PUEDES CONSERVAR TU:
-Los silencios.
-Aquellos besos tibios y empozoñados, cuyo ingrediente principal era la rutina.
-El sabor acre de los insultos y reproches.
-La sensación de angustia al estirar la mano por la noche para descubrir que tu lado de la cama estaba vacío.
-Las náuseas que trepaban por mi garganta cada vez que notaba un olor extraño en tu ropa.
-El cosquilleo de mi sangre pudriéndose cada vez que te encerrabas en el baño a hablar por teléfono con él.
-Las lágrimas que me trague cuando descubrí aquel arañazo ajeno en tu ingle.
-Jorge y Cecilia. Los nombres que nos gustaban para los hijos que nunca llegamos a tener.
Con respecto al resto de objetos que hemos adquirido durante nuestro matrimonio (el coche, la casa, etc) solo comunicarte que puedes quedartelos todos. Al fin y al cabo solo son eso.... objetos. Por último recordarte el teléfono de mi abogado (........) para que tu letrado pueda contactar con él y ambos se ocupen de presentar el escrito de divorcio para ratificar nuestro convencimiento.
Afectuosamente, Roberto.
Estimada Cristina:
Ayer recibí una misiva de tu abogado donde me invitaba a enumerar los bienes comunes, con el fin de comenzar el proceso de disolución de nuestro vínculo matrimonial. A continuación te remito dicha lista para que puedas solicitar la certificación al Notario y tener listos todos los escritos antes de la comparecencia ante el tribunal.
Como verás, he dividido la lista en dos partes. Básicamente, un apartado con las cosas de nuestros cinco años de matrimonio con los que me gustaría quedarme y otra con las que te puedes quedar tu.
Para cualquier duda o comentario ya sabes que puedes llamarme al teléfono de la oficina (de ocho a cuatro) y al móvil (hasta las once) y estaré encantado de repasar la lista contigo.
COSAS QUE DESEO CONSERVAR:
-La carne de gallina que salpicó mis antebrazos cuando te vi en la oficina por primera vez.
-El leve rastro de perfume que quedó flotando en el ascensor una mañana, cuando te bajaste en la segunda planta y yo aún no me había atrevido a dirigirte la palabra.
-El movimiento de cabeza con el que aceptaste mi invitación a cenar.
-La mancha de rimel que dejaste en mi almohada la noche que por fin dormimos juntos.
-La promesa de que yo sería el único que besaría la constelación de pecas de tu pecho.
-El mordisco que dejé en tu hombro y tuviste que disimular con maquillaje porque tu vestido de novia tenía un escote de palabra de honor.
-Las gotas de lluvia q se enredaron en tu pelo en nuestra luna de miel en Londres.
-Todas las horas que pasamos mirándonos, besándonos, hablando y tocándonos. (También las horas que pasé simplemente soñando o pensando en ti).
COSAS QUE PUEDES CONSERVAR TU:
-Los silencios.
-Aquellos besos tibios y empozoñados, cuyo ingrediente principal era la rutina.
-El sabor acre de los insultos y reproches.
-La sensación de angustia al estirar la mano por la noche para descubrir que tu lado de la cama estaba vacío.
-Las náuseas que trepaban por mi garganta cada vez que notaba un olor extraño en tu ropa.
-El cosquilleo de mi sangre pudriéndose cada vez que te encerrabas en el baño a hablar por teléfono con él.
-Las lágrimas que me trague cuando descubrí aquel arañazo ajeno en tu ingle.
-Jorge y Cecilia. Los nombres que nos gustaban para los hijos que nunca llegamos a tener.
Con respecto al resto de objetos que hemos adquirido durante nuestro matrimonio (el coche, la casa, etc) solo comunicarte que puedes quedartelos todos. Al fin y al cabo solo son eso.... objetos. Por último recordarte el teléfono de mi abogado (........) para que tu letrado pueda contactar con él y ambos se ocupen de presentar el escrito de divorcio para ratificar nuestro convencimiento.
Afectuosamente, Roberto.
jueves, 5 de noviembre de 2009
EL SENTIMIENTO NEGATIVO (Risto Mejide).
Ojalá hubiera mucha mas gente como la que describe este texto. Gente con el coraje suficiente para dejarse llevar y vivir el presente, de hacer locuras, de tirarse al vacio sin cuerda..... ya sabes a lo que me refiero.... Bueno, aqui lo dejo, que él lo expresa muchisimo mejor que yo. Lee hasta el final deteniéndote en cada frase y meditándola jeje, es muy bueno....
Resalto en negrita lo que más me gusta.
CONTRA LA COHERENCIA
Suicidas a domicilio
Quién no ha subido nunca a la cornisa de las cosas imposibles. Quién no ha palpado jamás el vacío de un por qué no. Quién no ha sentido el precipicio de las cosas que algún día juró no hacer. Quién no se ha visto en el espejo de un me da miedo, de un ya nos veremos, de un quédate hoy. Que levanten la mano y escondan la piedra. Que madruguen si les ayuda, que dios les pille confesaos.
Estas letras miopes sobre líneas retorcidas quieren rendir mi humilde homenaje a todos aquellos que alguna vez se han dejado la piel por dejarse llevar, a todos los que mandaron su razón a la mierda y lo hicieron de todo corazón, a los que ya no encuentran porque se lo han buscado, a los que prefieren vivir de esta manera antes que irse muriendo de cualquier otra, a los que eligen desterrarse de toda estabilidad y exiliarse de cualquier cosa parecida a la comodidad. Hedonistas por encargo, suicidas a domicilio, inquietos por vocación. Un ole para todos y cada uno de ellos. Un aplauso de parte de cada uno de mis poros.
A estos inadaptados emocionales sólo les mueve lo que realmente les mueve, sólo lo sienten si no se les hace sentir. Rechazan la continuidad como valor supremo y absoluto, absurda ley que postula que las cosas, con el tiempo, no hacen más que mejorar. enriquecerse y madurar.
Y eso, para los que hacen negocio vendiéndonos un futuro mejor, resulta particularmente incómodo. Iglesia, Estado y grandes corporaciones se enriquecen a base de endiñarnos un mañana muchísimo más prometedor que este ahora, el único que realmente nos pertenece. De ahí que haya que sedarnos con mentiras tan vendibles y eternas como sacrificio, esfuerzo, inversión, pensiones y vida eterna. El sudor de tu frente, el valor del contribuyente, porque tú lo vales. Toma, tú vete haciendo tus insignificantes planes para ser feliz el día de mañana, no se te vaya a ocurrir intentarlo a día de hoy, que eso no computa, no cotiza y lo que es peor, no renta.
Malos tiempos para ser incoherente, impulsivo, espontáneo. No es muy maduro eso de llevarse la contraria a uno mismo. No queda bien intuir en lugar de razonar. No parece inteligente tener corazonadas y sentir en consecuencia.
Siempre aparece una Wendy Pan dispuesta a recordarte que igual Nunca Jamás valió la pena. Siempre hay una mirada condescendiente deseándote suerte.... otra vez.
Pues mira, tú haz lo que quieras, pero yo me niego. Me niego a que conceptos como pasión, taquicardia y enamoramiento, estén mal vistos sólo por efímeros, transitorios o coyunturales. Me niego a creerme que los que renuncian a ellos y duran mucho tiempo son más felices, ríen más y sufren menos. Que tanto descalabro sentimental a nuestro alrededor igual es síntoma de que hay algo que no funciona. Que el que no engaña, está a punto de hacerlo, y el que no, es porque le da pereza, y que Barbie hace tanto tiempo ya que no lo hace con Ken que hasta se le olvida de fabricarse con vagina.
Como alguien escribió alguna vez, cuando habla el corazón es de mala educación que la razón le contradiga.
Y de muy mal gusto, añadiría.
Resalto en negrita lo que más me gusta.
CONTRA LA COHERENCIA
Suicidas a domicilio
Quién no ha subido nunca a la cornisa de las cosas imposibles. Quién no ha palpado jamás el vacío de un por qué no. Quién no ha sentido el precipicio de las cosas que algún día juró no hacer. Quién no se ha visto en el espejo de un me da miedo, de un ya nos veremos, de un quédate hoy. Que levanten la mano y escondan la piedra. Que madruguen si les ayuda, que dios les pille confesaos.
Estas letras miopes sobre líneas retorcidas quieren rendir mi humilde homenaje a todos aquellos que alguna vez se han dejado la piel por dejarse llevar, a todos los que mandaron su razón a la mierda y lo hicieron de todo corazón, a los que ya no encuentran porque se lo han buscado, a los que prefieren vivir de esta manera antes que irse muriendo de cualquier otra, a los que eligen desterrarse de toda estabilidad y exiliarse de cualquier cosa parecida a la comodidad. Hedonistas por encargo, suicidas a domicilio, inquietos por vocación. Un ole para todos y cada uno de ellos. Un aplauso de parte de cada uno de mis poros.
A estos inadaptados emocionales sólo les mueve lo que realmente les mueve, sólo lo sienten si no se les hace sentir. Rechazan la continuidad como valor supremo y absoluto, absurda ley que postula que las cosas, con el tiempo, no hacen más que mejorar. enriquecerse y madurar.
Y eso, para los que hacen negocio vendiéndonos un futuro mejor, resulta particularmente incómodo. Iglesia, Estado y grandes corporaciones se enriquecen a base de endiñarnos un mañana muchísimo más prometedor que este ahora, el único que realmente nos pertenece. De ahí que haya que sedarnos con mentiras tan vendibles y eternas como sacrificio, esfuerzo, inversión, pensiones y vida eterna. El sudor de tu frente, el valor del contribuyente, porque tú lo vales. Toma, tú vete haciendo tus insignificantes planes para ser feliz el día de mañana, no se te vaya a ocurrir intentarlo a día de hoy, que eso no computa, no cotiza y lo que es peor, no renta.
Malos tiempos para ser incoherente, impulsivo, espontáneo. No es muy maduro eso de llevarse la contraria a uno mismo. No queda bien intuir en lugar de razonar. No parece inteligente tener corazonadas y sentir en consecuencia.
Siempre aparece una Wendy Pan dispuesta a recordarte que igual Nunca Jamás valió la pena. Siempre hay una mirada condescendiente deseándote suerte.... otra vez.
Pues mira, tú haz lo que quieras, pero yo me niego. Me niego a que conceptos como pasión, taquicardia y enamoramiento, estén mal vistos sólo por efímeros, transitorios o coyunturales. Me niego a creerme que los que renuncian a ellos y duran mucho tiempo son más felices, ríen más y sufren menos. Que tanto descalabro sentimental a nuestro alrededor igual es síntoma de que hay algo que no funciona. Que el que no engaña, está a punto de hacerlo, y el que no, es porque le da pereza, y que Barbie hace tanto tiempo ya que no lo hace con Ken que hasta se le olvida de fabricarse con vagina.
Como alguien escribió alguna vez, cuando habla el corazón es de mala educación que la razón le contradiga.
Y de muy mal gusto, añadiría.
domingo, 1 de noviembre de 2009
NO (Shakira)
Bonita y muy triste cancion de Shakira....
No, no intentes disculparte,
no juegues a insistir,
las excusas ya existían antes de ti.
No, no me mires como antes,
no hables en plural,
la retórica es tu arma más letal.
Voy a pedirte que no vuelvas más,
siento que me dueles todavía aquí adentro.
Y que a tu edad sepas bien lo que es
romperle el corazón a alguien así.
No se puede vivir con tanto veneno,
la esperanza que me dio tu amor
no me la dio más nadie,
te juro, no miento.
No se puede vivir con tanto veneno,
no se puede dedicar el alma
a acumular intentos,
pesa más la rabia que el cemento.
Espero que no esperes que te espere
después de mis 26,
la paciencia se me ha ido hasta los pies.
Y voy deshojando margaritas
y mirando sin mirar
para ver si así, te irritas y te vas.
Voy a pedirte que no vuelvas más
Siento que me dueles todavía aquí adentro
Y que a tu edad sepas bien lo que es
Romperle el corazón a alguien así
No se puede vivir con tanto veneno,
la esperanza que me dio tu amor
no me la dio más nadie
te juro, no miento.
No se puede morir con tanto veneno,
no se puede dedicar el alma
a acumular intentos,
pesa más la rabia que el cemento.
¿Quieres oirla?: http://www.youtube.com/watch?v=E8UdRTLUqk0
No, no intentes disculparte,
no juegues a insistir,
las excusas ya existían antes de ti.
No, no me mires como antes,
no hables en plural,
la retórica es tu arma más letal.
Voy a pedirte que no vuelvas más,
siento que me dueles todavía aquí adentro.
Y que a tu edad sepas bien lo que es
romperle el corazón a alguien así.
No se puede vivir con tanto veneno,
la esperanza que me dio tu amor
no me la dio más nadie,
te juro, no miento.
No se puede vivir con tanto veneno,
no se puede dedicar el alma
a acumular intentos,
pesa más la rabia que el cemento.
Espero que no esperes que te espere
después de mis 26,
la paciencia se me ha ido hasta los pies.
Y voy deshojando margaritas
y mirando sin mirar
para ver si así, te irritas y te vas.
Voy a pedirte que no vuelvas más
Siento que me dueles todavía aquí adentro
Y que a tu edad sepas bien lo que es
Romperle el corazón a alguien así
No se puede vivir con tanto veneno,
la esperanza que me dio tu amor
no me la dio más nadie
te juro, no miento.
No se puede morir con tanto veneno,
no se puede dedicar el alma
a acumular intentos,
pesa más la rabia que el cemento.
¿Quieres oirla?: http://www.youtube.com/watch?v=E8UdRTLUqk0
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